En México, noviembre abre una puerta que solo se puede atravesar con el corazón. El Día de Muertos no se celebra con prisa ni con formalidades: se vive entre aromas de cempasúchil, velas encendidas, risas que resuenan en la memoria y el suave crujir del papel picado al viento.
Es la ocasión en la que los que se han ido regresan, aunque sea por unas horas, para llenar los hogares de recuerdos, historias y abrazos invisibles.
Este año, J. García López invita a las familias mexicanas a decir “¡sabía que volverías!” con la campaña “Bienvenidos”, un homenaje al reencuentro que transforma la nostalgia en alegría. No hay sillas vacías: cada altar, cada foto, cada aroma de pan y dulce representa la presencia de quienes nos enseñaron a amar, a reír y a celebrar la vida. Abrir la puerta, colocar un detalle en la ofrenda o encender una vela es un acto de amor que conecta pasado y presente.
Para quienes quieran sumarse a esta memoria colectiva, la campaña propone un mural interactivo en el Huge Board del World Trade Center de la Ciudad de México. Solo hace falta subir una fotografía y algunos recuerdos en www.jglbienvenidos.com.mx para que el gesto de cariño se proyecte el 2 de noviembre, recordando que la ausencia se convierte en presencia cuando se celebra con el corazón.
Al mismo tiempo, Santa Gloria Velatorios propone “Tu recuerdo es glorioso”, una experiencia que mezcla emoción, arte y tecnología. A través de turecuerdoesglorioso.com.mx, las familias pueden crear calaveritas personalizadas con inteligencia artificial, inspiradas en el estilo de Posadas, Orozco o García Cabral. Cada ilustración es un gesto de memoria viva: un abrazo visual que nos permite sonreír mientras recordamos los pasos, las risas y los gestos de quienes ya no están físicamente, pero siguen presentes en nuestra historia.
En noviembre, todas las casas mexicanas laten más fuertes que nunca. Entre flores, velas y relatos compartidos, el recuerdo se transforma en ceremonia, en abrazo y en celebración. Porque en México, la muerte no se lamenta: se canta, se recuerda y se celebra, y cada memoria es un puente que une lo que fue con lo que siempre será.